Arquitecto paraguayo graduado en Harvard, “La solución no debe pasar por hacer barrios cerrados”


El arquitecto paraguayo, quien acaba de graduarse en Harvard, opina sobre la realidad de nuestras ciudades.

LLAMADAS
“En un mundo cada vez más urbano, se reconoce que la importancia de discutir las ciudades es cada vez mayor”.

“El metrobús es rechazado porque es un excelente proyecto, pero contrario a los intereses de determinados sectores”.

Juan Carlos Cristaldo Moniz es el primer arquitecto paraguayo en alcanzar un Master en el Graduate School of Design (GSD, Escuela de Arquitectura, Diseño Urbano, Planificación y Paisajismo), de la prestigiosa Universidad de Harvard, en EEUU.

Su camino se inicia en la Facultad de Arquitectura de la UNA (Fada UNA), de donde egresa como arquitecto en 2004, para luego iniciar una extensa formación en el exterior, en Argentina, Brasil y España. Su aceptación en Harvard se dio a comienzos del 2011, a través de una beca Fulbright. La semana pasada nada más, Cristaldo se graduó como Master en Diseño Urbano, en la reconocida casa de estudios.

-¿En qué consistió el tema del Master en Harvard?
-El curso que acabó de terminar es una maestría en Diseño Urbano (Urban Design). Es un programa de dos años, que brinda una plataforma multidisciplinaria –basada en el diseño– para crear proyectos urbanísticos. Varias instituciones apoyaron mi estadía en Harvard. La Facultad de Arquitectura, donde trabajo como docente, me concedió permiso y el decano Ricardo Meyer ha brindado total respaldo. El equipo del Taller E también fue fundamental, especialmente Solano Benítez, uno de los arquitectos paraguayos más reconocidos, y que estará enseñando el próximo semestre en el GSD. No puedo dejar de mencionar el apoyo del Conacyt y, finalmente, el propio GSD me brindó su respaldo, incluyendo el “Dean’s Honor Merit Award”, en el año 2011.

-Tu caso es, sin duda, un ejemplo para los estudiantes paraguayos.
-Cuesta mucho esfuerzo construir una práctica profesional y académica que tenga alguna relevancia internacionalmente, y nuestras instituciones públicas, ciertamente, tienen aún mucho que hacer, ya sea mejorando la infraestructura disponible a nivel local, dando incentivos a investigadores y artistas, etc. Sin embargo, se subvaloran instituciones, recursos y capacidades instaladas que existen y que podrían constituirse en primeros peldaños para quien esté interesado en salir y capacitarse.
Así que no hay secreto. A quien le queme la idea de salir a estudiar afuera, no hay otro consejo más que el siguiente: hay que construir las capacidades necesarias (idiomas, un primer posgrado regional, etc.) y avanzar.

-Diseño urbano es una de las materias reprobadas en Paraguay, ¿cuál es tu visión en este sentido?
-En términos de urbanismo, y la discusión de ciudades y el territorio en Paraguay, creo que muchas veces tenemos una curiosa desconexión. Creo que la gente, no solo las autoridades o instituciones, suele tener la impresión de que vivimos una realidad profundamente estática en la que nada cambia en nuestras ciudades. Nosotros sabemos que no es así. Mientras todo cambia a una velocidad impresionante, la idea de impulsar proyectos urbanos, extremadamente necesarios para Paraguay, se considera imposible, a menos que se trate de construir barrios cerrados de dudosa estética. Si seguimos pensando que la discusión urbanística central en Paraguay pasa por hacer barrios cerrados con estética Miami, vamos perdidos.
En este sentido, yo creo que un gran aporte que se puede hacer desde la Universidad es contribuir a visibilizar estos problemas y oportunidades. Si me preguntas, esa sí es una agenda de trabajo interesante, no hacer barrios cerrados que contribuyan a hacer aún más grande la brecha entre los que tienen y los que no tienen. En un mundo cada vez más urbano, se reconoce que la importancia de discutir las ciudades, sus conflictos y potencialidades es cada vez mayor.

-El metrobús ¿será una solución efectiva?
-Yo no creo que vaya a ser la única solución. Ningún proyecto, por mejor que sea, contiene en sí todas las soluciones. Fijate: en todas las ciudades consolidadas del mundo el sistema de transporte público es multimodal e integrado. O sea, hay un sistema como el metrobús, integrado con otros sistemas como buses menores que hacen recorridos locales, ciclovías para que la gente use su bicicleta de modo a llegar las paradas, etc.
De lo que sí estoy convencido es que el metrobús puede contribuir enormemente a mejorar la realidad de muchísima gente que cada día, viaja en el corredor de transporte público más usado del país. Todos los estudios hechos hasta hoy, por agencias internacionales de cooperación y crédito, incluyendo a la JICA y el BID, coinciden en que el metrobús es la mejor alternativa para el corredor Eusebio Ayala-Mariscal Estigarribia. No me queda más que decir que mi impresión es que el metrobús es rechazado, no por su ineficiencia, ni por ser un mal proyecto. El metrobús es rechazado porque es un excelente proyecto, pero contrario a los intereses de determinados sectores.

-¿Qué otras recetas se pueden dar para nuestras ciudades?
-Yo creo que más que recetas, lo que he podido aprender –o fortalecer– es un cierto rigor en la mirada y en el pensamiento. Necesitamos rigor en nuestro trabajo, en nuestras argumentaciones, en nuestra investigación. Que se entienda bien, rigor no es falta de pasión, ni de alegría, rigor refiere a un nivel de exigencia con uno mismo y con lo que uno hace. Quizá más que buscar recetas afuera que puedan ser aplicadas directamente, lo que podemos aprender de estudios comparativos son métodos de trabajo, tecnologías, estrategias de gestión pública.
Pienso que en Paraguay oscilamos entre una conducta de imitación irreflexiva y un aislacionismo arrogante e ignorante. Por ejemplo: queremos parecernos superficialmente a lo que nos parece desarrollado: Buenos Aires, Estados Unidos, Europa. Y terminamos produciendo una ciudad compuesta de barrios cerrados, tránsito caótico y calles que privilegian al coche, conectados con restaurantes de comida rápida y shoppings. Es decir, terminamos copiando como nuevo lo que es la agenda antigua y perimida de esos lugares que vemos como centrales.
Debemos conocernos con detalle, debemos saber qué ocurre en nuestras ciudades y en nuestro territorio. Necesitamos conocer nuestra historia y nuestro presente si queremos discutir con sensatez el futuro. Parte de nuestro problema en Paraguay es que nos conocemos poco, y por eso, muchas veces resulta fácil vendernos espejos.