Las reformas jamás pueden ejecutarse llave en mano, con un presupuesto cerrado.


C- Arquitecto/a no puede ser, usted me dijo un precio y ahora me está pidiendo mas de lo presupuestado para terminar, que bárbaro!

A- Si es verdad, pero yo le advertí que podían haber imprevistos y esto modificaría el precio final, además se rompieron pisos que hubo que cambiar, aumentaron los m2 del proyecto porque su plano antiguo estaba mal dibujado y me hizo cambiar el techo de la vivienda antigua porque le entraba agua…

C- No puede ser, yo no puedo pagar más del presupuesto, esto no figura en el contrato, que dios se lo pague…

Una de las tantas conversaciones  que el que ejerce la profesión de constructor seguramente ha tenido alguna vez con algún cliente, y sobre todo en reformas.

Un proyecto de reforma es una tarea sumamente compleja y agotadora, dejando de lado la teoría proyectual de finitas maneras conceptuales que se puede llevar a cabo dicho trabajo, como ser: la mimesis, la copia, el dialogo honesto entre una arquitectura nueva y otra antigua, la fusión, la intrusión, la extrusión, etc. Me centraré exclusivamente en la construcción, en las patologías de lo existente que el hábil ojo crítico o experiente denota, en como interactuara lo nuevo y lo viejo, en las patologías que pueden suceder durante la fusión, y muchos más obstáculos que se sortean, la mayoría no presentes, cuando uno realiza honestamente un presupuesto estimativo.

La reforma cuando no existe documentación precedente de la construcción o un simple plano arquitectónico, es como, haciendo una analogía de sistemas entre cuerpo humano y vivienda, una tarea forense y de cirugía plástica: Primero el diagnóstico, por un lado hay que intuir y si es posible excavar que sistema constructivo fue implementado en el edificio, en qué estado de descomposición se encuentran los materiales,  cuáles son sus patologías más críticas, etc, y luego de este análisis profundo se puede proceder a una restauración y a una nueva intervención.

Pero esto nunca es ciencia exacta, y cuando comenzamos la reforma comienzan los imprevistos, cañerías que pierden y asientan los cimientos (corazón desgastado), ductos en mal estado por insectos (arterias tapadas), oxidación de armaduras  (colesterol), fisuras al quitar revoques coqueras (osteoporosis) , disgregamiento (triglicéridos) deformación que ejerce la nueva construcción sobre la vieja estructura (sobrepeso), y un sin fin de problemas que el cliente te va a puntualizar por no haber intuido o adivinado anteriormente cuando le pasaste el presupuesto.

Por tanto, como no somos adivinos ni tampoco las viviendas tienen un sistema computarizado donde colocando un switch con un software nos indique todas las fallas, si vas a hacer una reforma, para evitar dolores de cabeza, clientes enojados y hasta problemas legales, hacelo por administración de obra, nunca por llave en mano, con una cláusula que enfatice esto en tu contrato.

CLÁUSULA DÉCIMA – DE LOS IMPREVISTOS: Toda  reforma conlleva un grado de incertidumbre, pues es casi imposible conocer lo que ya existe mediante una inspección visual y/o exhaustiva, por tanto el CLIENTE es consiente que pueden aparecer imprevistos que el ARQUITECTO le irá informando según avance de obra, estos imprevistos deberán ser abonados adicionalmente al presente presupuesto, sin que el ARQUITECTO  le cobre una utilidad extra, únicamente para cubrir los gastos ocasionados por los mismos.

Nicolás Morales
Para www.arquitectos.com.py
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