Viviendas requieren inversión de US$ 2140 millones por año.


El Departamento de Análisis e Investigaciones del diario 5/días busca en su análisis poner en relieve los problemas con los que la Administración del Presidente Cartes debe lidiar en los distintos compromisos a los que él mismo hace hincapié como futuros logros en muchos de sus discursos.

La crítica, los números, los problemas y las alternativas sobre lo que Cartes habla en cuanto a viviendas expuestos son estimaciones con las cuales se muestra una proporción del empeño que la misma requerirá en los próximos años.

Cabe destacar que el análisis aún no contempla la disponibilidad de los materiales de construcción, y la brecha entre la realidad, los objetivos y la oratoria de un discurso con tintes de populismo antes que un criterio dentro del plan de acción.

El requerimiento es de US$ 2.140 millones al año para restar el déficit y acompañar el crecimiento, y es importante no perder de vista que 26% aumentaría la carencia de vivienda para el 2020, si no se aplican soluciones.

Uno de los problemas más graves es que el 32% de los ingresos no puede ser documentado para financiaciones bancarias o crediticias en Asunción.

Unos US$ 1.100 millones de disponibilidad financiera anual debe haber en el mercado como respuesta a las 1,1 millones de viviendas que faltan en el Paraguay.

Esto es en el hipotético caso de seguir un plan habitacional a 20 años para 55 mil soluciones anuales, pensado en un precio promedio de una casa tipo inicial de US$ 20 mil (G. 88 millones).

Según el Banco Interamericano de Desarrollo, el déficit habitacional del país alcanza al 43% de la población.

Esta cifra demuestra la grave situación que atraviesa el país en cuanto a los sectores más carenciados, la falta de viviendas en el país indica la falta de proceso en cuanto a viviendas sociales.

La necesidad de apoyo que precisa este sector por parte del Estado paraguayo asciende a niveles superiores.

La histórica deuda pendiente del Gobierno nacional ante la falta de hogares para la población más vulnerable se acrecienta, hasta la fecha se denota el poco interés por parte del Estado ante la problemática habitacional del país.

De manera a paliar esta situación, entes organizacionales toman la posta -cumpliendo en parte la labor que debe realizar el Gobierno-; el país debe definir una política habitacional, llevar a cabo programas que sustenten los mismos.

PROGRAMAS

El primer Plan Nacional del Hábitat y la Vivienda (Planhavi) del 2012 al 2020 resulta insuficiente en su prioridad de brindar 297 mil soluciones habitacionales cuando la situación crítica ya llegaba en 2011 a 360 mil hogares (142.600 nuevas viviendas, 154.400 ampliaciones o mejoramientos de viviendas), según las estadísticas de la misma Institución Estatal localizadas en territorios con demandas urgentes, con especial atención a las zonas fronterizas y a la población en condiciones de vulnerabilidad.

La carencia de vivienda se fragmenta en 13% de tipo cuantitativo y 87% de tipo cualitativo.

(Según la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat –Senavitat abril 2011).

El presupuesto de la Senavitat había previsto para el citado plan una inversión cercana a US$ 5 mil millones de recursos públicos y privados para los 8 años, en tanto anualmente se necesita la mitad de este monto para enfrentar el problema, según los cálculos mencionados anteriormente.

La mencionada inversión generaría una ocupación promedio de 190 mil personas por año.

Si se invierte la mitad de lo requerido para el déficit como para el crecimiento vegetativo (US$ 2.140 millones/año), el impacto de generación de empleo subiría a 350 mil anualmente.

FUTURO

La oferta formal de viviendas apenas alcanza a un poco más de un tercio de viviendas nuevas, generándose en consecuencia una producción informal de techos con graves problemas de calidad y acceso a servicios básicos, según el “Apoyo a la Revisión del Marco Legal e Institucional del Sector de Vivienda de Paraguay”.

Las proyecciones conforme a los diagnósticos señalan que si no se encamina una inversión real, la carencia de viviendas ascenderá a 1,5 millones, 26% más que el actual para el 2020 de no existir cambio en la política pública en coordinación con el sector privado.

Las diferentes publicaciones de organismos no gubernamentales bosquejan que los motivos de la falta de vivienda se dividen en: Escasos ingresos de las familias, reducido presupuesto para el sector de habitacional, falta de créditos blandos y suficientes, normativas para la tenencia segura, el éxodo rural y el crecimiento de los barrios precarios, etc.

Se demuestra de esta forma la ausencia de un plan e implementación de la regulación pública para mejorar la situación, y la falta de un esfuerzo del sector privado para profundizar el mercado en todos los niveles sociales y ampliar el financiamiento hipotecario y el microfinanciamiento de vivienda.

INFORMALIDAD

No es sólo el precio o la capacidad de pago el problema de la asequibilidad a la casa propia en la región, señala el informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre “Los mercados de vivienda en América Latina y el Caribe”.

La falta de disponibilidad de ofertas múltiples, el costo de los terrenos urbanizados como de las constructoras, son denominadores comunes del déficit habitacional en la región.

Sin embargo, la baja sofisticación financiera con intereses que resultan altos, y donde lo más sorprendente es la incapacidad de documentar los ingresos, son las que cierran las puertas a cualquier posibilidad de créditos con fines inmobiliarios.

PARAGUAY

Paraguay, más específicamente Asunción, se encuentra entre las ciudades cuya principal restricción al acceso hipotecario es la informalidad, según el documento del BID.

En la brecha de asequibilidad figura que en la capital del país el 21% tiene ingresos muy bajos y 32% no los puede documentar.

El autoempleo o la carencia de seguridad social es una de las razones de la informalidad laboral, que no permite legitimar los ingresos, señala el informe de la misma fuente.

En tanto la brecha total de asequilidad de Asunción, es decir que no pueden costear o cumplir todas las exigencias, tiene al 41% de su población sin posibilidades de adquirir una vivienda. En el cuadro adjunto se muestra incluso, como Asunción se ubica en el mismo rango de ciudades como Río de Janeiro, en el sentido de que el problema no es precisamente la falta de capacidad de pago, o intereses altos, sino más lo que resulta difícil y se convierte en su mayor desafío es la documentación. Mientras que Buenos Aires, La Paz, ciudades de México, Venezuela y otros tienen problemas de accesibilidad a la vivienda por bajos ingresos, efectos de la pobreza, tasas de interés, o precios, según la misma tabla Asunción concentra su mayor brecha de asequibilidad en la falta de documentación por ingresos, o la informalidad.

REFORMULAR POLÍTICAS

Proporcionar más y mejores opciones de vivienda a las familias de ingresos bajos y medios necesariamente implica aumentar los incentivos y disminuir las limitaciones a la expansión de la oferta de vivienda formal, sobre todo las limitaciones a la urbanización de terrenos, la construcción de vivienda asequible y el financiamiento de largo plazo.

Ampliar las opciones en los mercados de vivienda exige formular políticas y regulaciones que, más que tratar los síntomas de las deficiencias de los mismos, enfrenten sus causas.

Esto implica centrarse en mejorar los mercados de tierra e hipotecario, asegurando que exista un marco regulatorio apropiado para que éstos funcionen adecuadamente, y proporcionando la infraestructura y los subsidios necesarios para dotar de servicios a los hogares pobres.

La reformulación de estas políticas y regulaciones también debería apuntar a fomentar la “vivienda ecológica sostenible, promoviendo la conservación de tierras, una mayor densidad de población urbana y construcciones ecológicas.

Fuente 5días