Viviendas Light, para mitigar el problema de la vivienda en el país.


El nuevo gobierno ha iniciado licitaciones para la compra e instalación de viviendas importadas prefabricadas con el objetivo de mitigar el déficit habitacional en el país. Sin embargo, esta decisión ha generado malestar entre ceramistas y constructoras que tradicionalmente abastecen al Estado, ya que ven reducida su participación en el sector.

El déficit habitacional es una realidad innegable: una gran parte de la población de clase media y media baja necesita acceso a una vivienda digna. Sin embargo, ni las fábricas de cerámica ni las constructoras han logrado satisfacer esta demanda, ya sea por falta de interés o por incapacidad de innovación tras años de repetir modelos poco eficientes.

Los analistas predicen que los próximos diez años traerán una transformación radical en el sector, impulsada por avances tecnológicos como la impresión 3D, los drones, los autos inteligentes y la realidad aumentada—una revolución comparable o incluso mayor que la provocada por internet.

¿Son estas viviendas prefabricadas un adelanto del futuro?

Las preguntas surgen de inmediato:

  • ¿Se trata realmente de una solución innovadora?
  • ¿Son apropiadas para nuestro clima?
  • ¿Se ha considerado su capacidad de crecimiento a largo plazo?
  • ¿La homogeneidad—una crítica constante en la vivienda social—ofrece alguna alternativa?
  • ¿Por qué se está comprando en dólares en Argentina cuando debería hacerse en pesos?
  • ¿Se pensó en el crecimiento vertical en lugar del horizontal, para evitar la expansión indiscriminada de las ciudades?

Si analizamos las imágenes disponibles, queda claro que estas viviendas no presentan ninguna innovación sustancial. No están adaptadas al clima local, no permiten crecimiento progresivo, y parecen una versión reducida de los modelos «Conavi» a los que ya estamos acostumbrados. Aún más preocupante, el costo de cada unidad ronda los 20.000 dólares, un monto significativo para una solución que no aborda los desafíos urbanos de manera integral.

Consecuencias de una decisión apresurada

A pesar de su rapidez de ejecución—una ventaja que puede beneficiar las estadísticas del gobierno al cierre de su mandato—, estas viviendas traerán consigo múltiples problemas a futuro:

  • Mayor demanda de energía eléctrica debido a su deficiente aislamiento térmico.
  • Propietarios con bajo nivel de arraigo debido a la falta de posibilidad de personalización y expansión.
  • Creación de guetos urbanos, generando segregación visual y morfológica en las ciudades.

La falta de visión estratégica

Lamentablemente, no se convocó a un concurso nacional para diseñar una solución integral para la vivienda social en Paraguay. Esta oportunidad podría haber permitido desarrollar propuestas adaptadas al clima, eficientes en términos de confort térmico y capaces de fortalecer el tejido urbano. Países como Chile, Uruguay, Perú y Brasil han apostado por modelos participativos que combinan planificación responsable y bienestar ciudadano. Paraguay, por el contrario, parece haber optado por una solución inmediata sin contemplar su impacto a largo plazo.

Las viviendas prefabricadas pueden ofrecer ventajas en términos de rapidez, pero la falta de planificación y adecuación al contexto local pone en riesgo la sostenibilidad de la propuesta. Es fundamental replantear estrategias de vivienda social desde un enfoque urbano, climático y cultural, promoviendo modelos flexibles, eficientes y con capacidad de integración en el entorno.

Arq. Nicolás Morales Saravia
Arquitecto y Docente FADA UNA
Magister en E.S.U.
Consultor en Construcciones Sostenibles PYGBC
Diplomado en Urbanismo y Medio Ambiente (USAL)
Dimplomado en Patologías por Arquimétodo.
Miembro del Colegio de Arquitectos del Paraguay.
@bioconsarquitectos