La anarquía en el mantenimiento de la obra pública en Asunción y AMA.
Las intervenciones de mantenimiento en la obra pública de Asunción y su Área Metropolitana suelen terminar empobreciendo y destruyendo el proyecto original. En lugar de preservar los materiales nobles que otorgan identidad al perfil urbano, se los degrada con tratamientos arbitrarios, alterando su textura, color y esencia. La falta de criterio estético en estas intervenciones se traduce en composiciones cromáticas sin armonía, que desvirtúan la intención proyectual inicial y generan daños irreversibles en la imagen de la ciudad.
A nivel internacional, la obra pública se desarrolla con materiales en su estado natural porque requieren menos mantenimiento y ofrecen mayor durabilidad, no como un gesto estilístico o manierista. Sin embargo, en el contexto local, el abuso de intervenciones superficiales no solo altera la percepción de los espacios, sino que debilita su identidad.
El significado de la imagen urbana y su impacto sensorial
Según Kevin Lynch, la imagen urbana está conformada por una serie de elementos clave: sendas, bordes, barrios, nodos e hitos. La identidad urbana, por su parte, se construye a través de la morfología, los colores, la luz, los olores y las sensaciones. ¿Qué ocurre cuando estas intervenciones arbitrarias generan caos, ruido y contaminación visual? ¿Cómo afecta esto la percepción y la calidad del entorno urbano?
Desde la semiótica urbana, los espacios públicos no son meros lugares de tránsito, sino escenarios donde la identidad y la idiosincrasia colectiva toman forma. Son el marco de vida para la interacción social y la construcción de comunidad. Un espacio público bien diseñado, equilibrado y sereno no solo favorece la convivencia, sino que también fomenta la seguridad y la tranquilidad.
La obra pública como elemento estructurante de la ciudad
La configuración de nuestras ciudades está determinada por factores económicos y por un crecimiento empírico. Según García Vázquez, muchas urbes latinoamericanas se han convertido en ciudades duales, caracterizadas por la improvisación, el caos y la ausencia de planificación. En este contexto, la obra pública adquiere un papel fundamental: debería reflejar sobriedad, calma, orden y honestidad material, en lugar de convertirse en un parcheado constante de elementos discordantes.
El urbanista Jaime Lerner, exalcalde de Curitiba, defendía la idea de que «la ciudad puede cambiar en dos años, sin importar la escala ni los recursos financieros». Su concepto de acupuntura urbana propone intervenciones específicas y estratégicas en puntos clave de la ciudad, capaces de generar transformaciones inmediatas sin comprometer la planificación general.
Sin embargo, lo que vemos en Asunción no son mejoras estratégicas, sino intervenciones irracionales, donde la elección de colores y materiales responde más a una lógica improvisada que a una política urbana coherente de mantenimiento. Esto representa una oportunidad desaprovechada de alivianar la saturación visual y promover un entorno que convoque a la calma.
Ejemplos de restauraciones bien ejecutadas
Existen precedentes positivos de recuperación arquitectónica en Paraguay. Cuando se restauró el Palacio de López, se removieron más de cinco capas de pintura para devolverle su estado original. En la Casa de la Independencia, también se respetó la materialidad original del inmueble. Estas intervenciones demuestran que la obra pública debe ser un ejemplo de arquitectura adaptada al clima, a la economía, a la cultura y a los materiales locales.
Un país con recursos limitados no puede permitirse intervenciones superficiales que desvirtúan su patrimonio. La austeridad y racionalidad en el uso de materiales deberían ser principios fundamentales de la arquitectura pública, pero en la práctica, la lógica del maquillaje y la improvisación sigue primando sobre criterios de preservación.
La obra pública no solo define el perfil urbano de una ciudad, sino que también influye en la manera en que sus habitantes la perciben y la experimentan. En lugar de intervenciones que alteran su esencia, la recuperación arquitectónica debe enfocarse en preservar su materialidad y coherencia estética.
Es momento de abandonar la lógica del maquillaje y apostar por una planificación sensata, donde la sobriedad, el respeto por los materiales y la racionalidad sean los pilares de un desarrollo urbano sostenible. La identidad de una ciudad no se construye a través de capas arbitrarias de pintura, sino a través de intervenciones que respeten su historia y su estructura original.
Arq. Nicolás Morales Saravia
Arquitecto y Docente FADA UNA
Magister en E.S.U.
Consultor en Construcciones Sostenibles PYGBC
Diplomado en Urbanismo y Medio Ambiente (USAL)
Dimplomado en Patologías por Arquimétodo.
Miembro del Colegio de Arquitectos del Paraguay.
@bioconsarquitectos
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