Suspendieron el Metrobús, los incentivos para Transporte Eléctrico, el Tren de Cercanías y ahora las Bicisendas.


El colapso del sistema de movilidad y transporte público en la capital se ha convertido en una pesadilla diaria para quienes residen y trabajan en la ciudad. Los tiempos de viaje se han multiplicado por cuatro debido a la ausencia de un plan de movilidad efectivo y una inversión insuficiente en alternativas de transporte.

Para empeorar la situación, la noticia de que la Comisión de Obras, Servicios Públicos y Comunicaciones de la Cámara de Diputados ya dio ingreso al proyecto de ley que “suspende por tiempo indeterminado la construcción de infraestructura vial para carriles preferenciales de bicicletas en la capital del país”.

Históricamente, las ciudades modernas han otorgado una importancia desproporcionada al automóvil como medio de transporte, lo que ha llevado a problemas como la congestión del tráfico, la contaminación del aire y la falta de espacios públicos de calidad. La Carta de Atenas, un documento urbanístico del siglo XX, promovió la idea de la «ciudad funcional», que se basaba en la segregación de funciones urbanas y la dependencia del automóvil. Sin embargo, esta visión ha demostrado ser anacrónica y perjudicial para la calidad de vida en las ciudades.

Es solo una pieza en el engranaje urbano sostenible:

En el contexto global, las tendencias en el urbanismo sostenible apuntan hacia la creación de ciudades más amigables con el medio ambiente y centradas en las necesidades de sus habitantes. La movilidad sostenible es un pilar fundamental de estas ciudades del futuro, que buscan reducir la congestión, disminuir la contaminación del aire y promover un estilo de vida más saludable. Las bicisendas son una pieza clave en este rompecabezas, ya que fomentan el uso de la bicicleta como medio de transporte, reduciendo la dependencia de los automóviles y disminuyendo la huella ecológica.

A nivel mundial, las ciudades están experimentando un cambio radical en su enfoque de la movilidad. Las ciudades tradicionales, diseñadas para el automóvil, están siendo reemplazadas por ciudades sostenibles, que priorizan la movilidad activa, el transporte público y la planificación urbana.

Sin embargo, la decisión de suspender la construcción de bicisendas en Asunción parece ignorar por completo estas tendencias y los beneficios evidentes que brindan. En lugar de buscar soluciones de fondo para mejorar la movilidad y reducir los problemas urbanos, los diputados parecen estar enfocados en retrasar la transición hacia una ciudad más sostenible. Este retroceso es profundamente irónico, al parecer ciertos diputados se teletransportan y no les afecta la congestión vehicular diaria asuncena.

No solo perjudica la movilidad, también la economía urbana.

Los turistas cada vez más valoran las opciones de transporte sostenible al elegir destinos de viaje. La posibilidad de explorar una ciudad en bicicleta atrae a un tipo específico de turista que busca una experiencia más auténtica y amigable con el medio ambiente. La suspensión de las bicisendas en Asunción desanima a este tipo de turistas y reduce la capacidad de la ciudad para atraer visitantes interesados en el cicloturismo.

Estos turistas están dispuestos a gastar dinero en actividades relacionadas con la bicicleta, como alquileres, tours y compras de accesorios. La suspensión de las bicisendas en Asunción limita la capacidad de la ciudad para atraer a estos turistas y aprovechar el crecimiento del turismo sostenible.

Mirando el dedo y no la luna.

La decisión de suspender la construcción de bicisendas no solo estanca a Asunción en un pasado obsoleto, sino que también la coloca en una posición desventajosa en comparación con otras ciudades que están avanzando hacia la sostenibilidad. Mientras que ciudades como Santiago, Curitiba, Montevideo, Bogotá… invierten en infraestructura para bicicletas año tras año y experimentan los beneficios de una movilidad más eficiente y sostenible, Asunción las prohíbe.

Ignorar estas necesidades solo perpetuará los problemas urbanos y mantendrá a Asunción en un estado de atraso que no se puede permitir en un mundo que evoluciona hacia ciudades más eficientes y amigables con sus habitantes.