¿Desde dónde saltar? Este Libro invita a una profunda reflexión sobre el salto creativo en arquitectura.
El libro «¿Desde dónde saltar?» de Ángel María Molina Alcaraz, arquitecto y profesor titular en la Cátedra de Arquitectura – Taller D de la FADA/UNA. Este libro, editado por la FADA/UNA forma parte de la Serie CUADERNOS DE ARQUITECTURA, invita a una profunda reflexión sobre el salto creativo en arquitectura. A través de una metáfora provocativa, se desafía al lector a trascender las zonas de confort y a cuestionar las convenciones establecidas.
El salto creativo es una metáfora provocativa para llamar la atención, sacarnos de nuestra zona de confort y explorar otro tipo de relaciones y asociaciones, que está referida al hecho de enfrentar el todo luego de la disección analítica de sus partes y, sobre todo, de buscar las interrelaciones entre sus elementos. Y entonces, a partir de esa información procesada, producir, como síntesis, un conocimiento.
Antes que «la transmisión de preceptos metodológicos» para emprender el diseño, pienso que sería más apropiado apelar a múltiples «plataformas de reflexión» desde las cuales se pueda encarar ese «salto creativo» aludido. Plataformas de reflexión serían espacios de conocimiento que nos permitan comprender en qué consiste el problema a resolver, o bien, cuáles son los probables caminos para emprender su búsqueda. Y, también dicho de manera más coloquial: la metáfora provocativa de saltar desde un tren, que implicaría elegir cuál es el vagón desde donde saltar.
¿Y cómo proceder para decidirnos ante determinadas cuestiones? Pues buscando cuál de las plataformas de reflexión se ajusta al cometido, o bien, decidir cuál de ellas tiene mayor preponderancia que las otras. Desde el sitio, el tema, las formas, los aspectos técnicos y económicos o desde todas ellas…
1. Desde una reflexión sobre el sitio…
El sitio, o bien el locus, en su acepción contemporánea, es aquello que distingue y considera la peculiaridad de cada lugar. Es un elemento primordial que debe ser atendido y comprendido en y desde la arquitectura. Es el componente que define el carácter integral de una cultura, y consecuentemente, el sentido que identifica cada respuesta arquitectónica, dado que es éste el que determina la materialidad con base en los recursos disponibles, las técnicas constructivas desarrolladas a partir del mismo. Además, determina el carácter de su espacialidad y las formas de utilizarlo en el intento de adecuarse a sus características climáticas. Y, finalmente, el espíritu del lugar –genius loci-, que propone nexos y conexiones simbólicas de orden cósmico.
A partir de lo expuesto, se reafirma la importancia de comenzar esta serie de reflexiones sobre el «sitio», sea éste construido o natural, como lugar en el cual el hecho arquitectónico habrá de estar inserto con determinados condicionamientos previos. Para ello, el sitio habrá de ser considerado de modo tal que quien lo observa no pueda permanecer indiferente ante sus características. Esto implica captar esa peculiar manera de ser que el sitio posee como identidad y, para ello, es condición fundamental la reflexión y, ante todo, no sentirse indiferente ante él. A partir de ello se deberá tomar partido hacia alguna de las gradaciones posibles de integración, tales como la mímesis, el diálogo, la imposición, o bien, la simbiosis. En esta circunstancia, los temas a ser insertos actuarían más bien como excusas en el intento de resolver dicha relación de manera adecuada y armoniosa.
Mímesis
Cuando el sitio posee rasgos de identidad de carácter fuerte e imponente, sería pretencioso de parte de la arquitectura tratar de igualarlo siquiera. Una salida correcta sería la de mimetizarse con ese medio, asumir simplemente el papel de fondo o de marco para la justa apreciación del entorno. ¿Cómo hacer una obra cerca del Océano, o frente a una vista grandiosa de las llanuras del departamento de Paraguarí desde el Cerro Santo Tomás, por ejemplo, o bien frente a las Plazas de los Héroes de la ciudad de Asunción o ante la Catedral de San Pedro en el Vaticano, sin tratar de competir desde una desigualdad total de condiciones?
Diálogo
Es algo muy humano descubrir formas en las nubes, unir las estrellas mediante líneas y en nuestra imaginación ver figuras reales o inventadas. Y es muy de arquitectos olvidar que la obra arquitectónica no puede realmente hablar en forma literal. Y es mediante la metáfora, como una intención, o bien un deseo antropomorfizador, que se puede concebir que un edificio «dialogue» con el entorno natural o con otros edificios que constituyen la ciudad.
Hecha esta aclaración, y aceptando el término como un préstamo lingüístico, podríamos afirmar que existen casos en los cuales el diseñador pretende decir algo más y para ello propone un énfasis particular en la formulación de su intervención, posiblemente con el intento establecer una diferencia -para nada sutil- e, inclusive, aun cuando el sitio ya posea una identidad fuerte e imponente. Esta sería una ocasión que permitiría concebir y establecer un «diálogo» enriquecedor, tal vez, de igual a igual, entre el diseñador y el sitio; o bien entre épocas diferenciadas, en el caso de ciudades o, quizá, entre el artificio humano que es la arquitectura y la naturaleza del lugar, «diálogo» en el cual el mutuo respeto acontezca como una condición no solo necesaria sino de base.
Imposición
Existen casos en que el sitio está tan degradado que para mejorarlo la única vía posible pareciera ser su reinvención. O bien, imponerse sobre él y sus circunstancias a través de una propuesta de diseño integral con el objeto de modificarlo y dotarlo de un nuevo espíritu.
También, podría pensarse en la adopción, de manera deliberada, de un elemento de carácter icónico que, con una particular impronta imperiosa, sea capaz de proponer un nuevo orden dentro del conjunto, pero en sintonía con aspectos consolidados del sitio, ya sea su patrimonio histórico circundante o bien su escala identitaria.
Simbiosis
Tal vez éste sea el caso más extremo, por la complejidad que implica. Para este caso, tan solo a partir de la intervención arquitectónica, es decir, a partir del artificio humano, el sitio pudo completarse a modo de una nueva integralidad y en ello encontró una nueva razón de ser, a la manera de una relación de carácter simbiótico.
2. Desde una reflexión sobre el tema…
Podríamos pensar que existen temas[1] arquitectónicos tan antiguos como la especie humana y otros tan noveles como el último virus de computadora. Sin embargo, en cada tema siempre hay una tensión dialéctica que se extiende entre la tradición y la revolución, en una riquísima gradación. Observar la tradición en arquitectura no sería la repetición sistemática de un mismo tema, sino el buscar los elementos y las relaciones entre ellos que definen lo esencial del mismo, y nutrirlas con los aportes/contaminaciones propias de la evolución del tiempo y del sitio en que se inserta la obra (inclusive de los errores, mientras que se adapten mejor a la resolución de los problemas propios del tema, aceptando que en la cultura también la lógica de la evolución es aplicable).
La revolución, en el otro extremo del espectro, se produce mediante un acto voluntario y manifiesto; romper con lo esperado y proponer nuevos elementos y nuevas relaciones entre los mismos, alejados de los usos y costumbres esperados/pautados. Idea, nunca mejor ejemplificada, que la provocadora cita de Le Corbusier: Una casa es una máquina para vivir[2].
3. De una reflexión sobre las formas…
Anteriormente había dicho que la arquitectura debe nutrirse tanto de la ciencia como del arte, por tanto es un producto directo del tiempo en el que está inserto. Una de las vertientes de esta plataforma sería la búsqueda de este nuevo gusto arquitectónico y esto, como una constante, ha acontecido en todos los géneros arquitectónicos. Así, de la pesadez del Románico pasamos por las formas esbeltas y livianas del Gótico, del renacer de las formas antiguas del Renacimiento a la adustez del Neoclásico. La Forma en Arquitectura, en tanto expresión de un nuevo gusto, acontece desde el impulso del espíritu del tiempo.
La otra, que surge de uno de los postulados del Movimiento Moderno, que pretendía restar importancia al valor significante de las formas para reafirmar la preponderancia del aspecto funcional por el cual la forma, ante todo, debía denotar la función/actividad que allí acontece.
Pero, resulta que es casi imposible sostener que el ser humano, al percibir las cosas, no adhiera o las cargue con significaciones que varían de cultura en cultura, sean éstas las formas de la naturaleza como las construcciones humanas. Es harto conocido el Test de Rorschach, en el cual cada individuo, de acuerdo con su experiencia personal y su cosmovisión, adhiere significados y ve cosas en las manchas abstractas del mismo. Así mismo, como generando constelaciones de significaciones en la noche de los tiempos, cada cultura carga de sentido los productos de su propio artificio.
4. Desde una reflexión sobre aspectos técnicos…
En esta plataforma de reflexión, aquello que verdaderamente importa hace referencia a ¿cómo hacer para…? que ocurre desde lo estructural… ¿cómo hacer para salvar una distancia entre dos apoyos en un tema específico?, como se observa en la gigantesca cúpula de Pier Luigi Nervi en el Pequeño Palacio de los Deportes en Roma, que tiene un diámetro de cien metros y fue construida con una fina lámina plegada de hormigón armado, apoyada en cuarenta y ocho soportes inclinados.
O bien, ¿cómo hacer para desarrollar un sistema portante que permita distribuir mejor las cargas verticales?, permitiendo así desmaterializar los cerramientos verticales en una catedral gótica como la de Nôtre Dame? O bien, ¿cómo hacer para construir más alto y absorber la fuerza horizontal del viento en construcciones elevadas sin tener que engrosar el muro?, que sería el mismo caso anterior de las catedrales góticas y cuya solución fue la creación de los arbotantes a modo de contrafuertes. O en otros aspectos referentes a la materialidad.
¿Cómo hacer para construir un edificio con materiales originarios del lugar, sin problemas de abastecimiento y con un sistema de fácil ejecución debido a su carácter transitorio?
Ello se observa en Oga Guaraní, caso de estudio de arquitectura vernácula que Silvio Ríos sintetiza en su libro, La vivienda guaraní[3]. El Oga Guasu constituye un pabellón largo, con cubierta a dos aguas y techo hasta el suelo, cerrado en los extremos, con abertura pequeña de acceso.
Se observa aquí un ejemplo acabado de solución arquitectónica adecuada a las posibilidades y modos de vida de sus habitantes. Téngase en cuenta que los guaraníes eran tribus nómadas neolíticas que practicaban la agricultura, aunque no de un modo intensivo.
Su mayor fuente de alimentos era el bosque, el kaaguy, del cual se declaraban sus guardianes y respetaban celosamente por ser la fuente primordial de su sustento. En el Oga convivían varias familias. Era un gran espacio cubierto, cerrado y protegido, perfecto para los infantes, con fogatas permanentes, cuya humareda -controlada por el espacio superior abierto que permitía su salida- era un repelente natural de insectos.
O las condicionantes físicas de un sitio. Considerando estas variables intervinientes y sus particularidades, éstas pueden llegar a ser particulares y/o extremas. Se parte de las «invariables» que constituyen la temperatura, el grado de humedad, los vientos predominantes y el asoleamiento. Para que la propuesta arquitectónica sea adecuada se vuelve imprescindible la búsqueda de unas soluciones apropiadas como respuesta de estas variables y/o de alguna específica en particular.
5. Desde una reflexión sobre los aspectos económicos…
Existen casos en los cuales el proyecto debe ser concebido en un sentido inverso a lo que correspondería a lo habitual, que consiste en un proceso progresivo que parte de ideas generales y de premisas que serán aplicadas en la búsqueda de soluciones adecuadas para concretar el encargo arquitectónico. Posteriormente, concluye el proceso en las especificaciones de métodos y materiales, acompañado de un presupuesto. El sentido inverso sería atenerse desde el inicio a un presupuesto preestablecido, que sería normalmente el último paso a seguir.
Un tema que atañe a estas condicionantes es el de las viviendas llamadas «de interés social», en las cuales el tema presupuestario es clave, justamente por lo sencillo de la ecuación: «a menor costo de la construcción, mayor número de beneficiarios».
6. Síntesis
La elección de una plataforma de pensamiento como punto de partida para la reflexión arquitectónica es, a lo sumo, solo un disparador, un elemento provocador para el diseño. En todos los ejemplos citados, las varias plataformas de reflexión son realidades que coexisten en el diseño y que, en algunos casos, predominan una sobre las otras.
Creo que, por motivos pedagógicos, hacer enfrentar al alumno con una de las plataformas descriptas (como, por ejemplo, situarlo en un entorno con una identidad fuerte, con algún tema rico en sus múltiples consideraciones filosóficas, o formales, o técnicas/estructurales) y, sobre todo, en los niveles iniciales de la disciplina, es válido. Pero haciéndole notar que la realidad es mucho más compleja; por supuesto, mucho más diversa, y la reflexión a partir de varias plataformas es una constante y no una excepción. Y que, justamente, el oficio de saber aunar las diferentes dimensiones de la arquitectura en su justa proporción, donde el todo es mayor que la suma de las partes, es el verdadero camino del aprendizaje de nuestro oficio que, al igual que un puente sin riberas, nunca acaba.
Notas
[1] Temáticas como, por ejemplo, el habitar.
[2] «Une maison est une machine-à-habiter», Le Corbusier, Vers une architecture, París, 1923.
[3] Ríos Cabrera, S., (2016). La vivienda guaraní. Aproximación a la vivienda guaraní en las cuencas de los ríos Paraguay, Paraná y Uruguay. Cuadernos de Arquitectura, 8, FADA/UNA, p. 133.
Nota de edición: El presente artículo es un resumen del libro ¿Desde dónde saltar? Reflexiones sobre el salto creativo en arquitectura, del arquitecto Ángel María Molina Alcaraz. El volumen, editado por el Departamento de Publicaciones de la FADA/UNA, es parte de la serie «Cuadernos de Arquitectura» y lleva el número 16. La obra fue presentada recientemente en el Centro Cultural de la Ciudad Manzana de la Rivera.
* Ángel María Molina Alcaraz es arquitecto, titular en la cátedra de Arquitectura en la Universidad Nacional de Asunción.