En el Mercado de Abasto de Limpio, la arquitectura es secundaria.


Recientemente, se inauguró el primer mercado de abasto privado en la ciudad de Limpio, una inversión significativa que promete traer múltiples beneficios a los pobladores y comerciantes locales. Los mercados de abasto desempeñan un papel fundamental en la economía urbana, facilitando intercambios comerciales de gran escala a precios accesibles.

El mercado de abasto de Limpio se ha desarrollado bajo una tipología de cuadrícula, con cinco galpones de grandes dimensiones distribuidos equidistantemente. Su sistema constructivo se basa en vigas, pilares, mampostería y una estructura metálica que sostiene una cubierta liviana de chapa y cenefas. Estos galpones, asentados sobre una base de piedra y cemento, carecen de un carácter arquitectónico distintivo, limitándose a una funcionalidad básica.

Es probable que esta nueva infraestructura se convierta en un hito para el crecimiento de la ciudad, además de aliviar la congestión del mercado municipal de la capital, donde el tráfico excesivo y los recurrentes cuellos de botella han generado un entorno caótico. Sin embargo, es cuestionable la falta de profundidad en su concepción arquitectónica: se ha diseñado a partir de contenedores inconexos en lugar de un sistema más integral y proyectado a futuro.

Mercado y urbanismo: reflexiones sobre el emplazamiento y el crecimiento

Si analizamos los mercados de abasto en Latinoamérica, encontramos dos constantes esenciales:

  1. La función urbana: como punto clave en la conexión entre el productor rural y el consumidor urbano.
  2. El crecimiento edilicio acelerado, que generalmente caracteriza este tipo de establecimientos.

Respecto al primer aspecto, el emplazamiento del mercado en Limpio puede considerarse acertado, ya que la ciudad se ubica en el límite de las conurbaciones menos densas y cuenta con acceso a la Ruta Transchaco, un corredor estratégico entre el campo y la ciudad. No obstante, su implantación física no ha sido óptima, ya que su ingreso sobre la ruta contribuye a la congestión vehicular de la zona.

En cuanto al crecimiento, parece que este factor no ha sido contemplado en el diseño inicial, a pesar de que el Sr. Zucolillo haya anunciado que dispone de cinco hectáreas adicionales para futuras expansiones. Este hecho plantea una discusión interesante sobre el uso eficiente del suelo en Paraguay, donde el precio de la tierra es significativamente bajo en comparación con otras regiones del Cono Sur.

¿Diseño condicionado por la abundancia de suelo?

Este contexto nos lleva a dos interrogantes cruciales:

  • ¿La solución arquitectónica para la ocupación del terreno está subordinada a la disponibilidad y bajo costo de la tierra?
  • ¿No sería más ético, tanto para la naturaleza como para el futuro de la ciudad, optimizar cada metro cuadrado en lugar de favorecer un crecimiento expansivo?

Un proyecto de esta envergadura debería haber partido de una exploración profunda basada en la experiencia y en la problemática urbana que aqueja a la mayoría de las ciudades latinoamericanas: la expansión desordenada y los conflictos circulatorios. Un enfoque más visionario habría permitido diseñar un prototipo flexible que creciera tanto en horizontal como en vertical, asegurando conexiones circulatorias adecuadas para la dinámica comercial y maximizando el aprovechamiento del terreno.

Más allá de la arquitectura del espectáculo

No se trata únicamente de la estética arquitectónica, sino de la funcionalidad y calidad espacial necesarias para garantizar el orden y la eficiencia del entorno. Un proyecto de esta magnitud no debería limitarse a galpones parcelados sin una estrategia integral. Por su importancia, habría sido más acertado que su diseño surgiera de un concurso de arquitectura, donde se exploraran propuestas que verdaderamente aportaran valor al desarrollo urbano.

Pensar en proyectos a futuro exige una planificación rigurosa que priorice el uso eficiente del suelo, evitando espacios innecesarios y promoviendo el crecimiento dentro de las metrópolis en lugar de expandirse indiscriminadamente sobre áreas verdes. La arquitectura no debe reducirse a meras decisiones de inversión inmobiliaria, sino contribuir de manera significativa al tejido urbano y a la calidad de vida de sus habitantes.

Arq. Nicolás Morales Saravia
Arquitecto y Docente FADA UNA
Magister en E.S.U.
Consultor en Construcciones Sostenibles PYGBC
Diplomado en Urbanismo y Medio Ambiente (USAL)
Dimplomado en Patologías por Arquimétodo.
Miembro del Colegio de Arquitectos del Paraguay.
@bioconsarquitectos