Posponen nuevamente el proyecto de ley que busca reconvertir los Edificios Públicos Abandonados en Viviendas Multifamiliares.

Lamentablemente retrasan un proyecto fundamental para recuperar el centro histórico asunceno. El proyecto pese que puede tener errores de forma, el fondo es esencial ya que producirá un salto importantísimo hacia la Ciudad Sostenible.

Las nuevas oficinas del gobierno en el puerto de Asunción, mal o bien, ubicaron nuevamente en la agenda política la importancia de propuestas de hábitat en la proximidad, felizmente se han dado cuenta que la ciudad vehicular de los viaductos no va solucionar los tiempos de movilidad de sus funcionarios hacia sus radiantes oficinas.

Si nos preocupa, los negociados que puedan surgir al ceder los inmuebles y patrimonios al MUVH, pero, rechazamos todo argumento elitista casi xenófobo de algunos, sosteniendo que la ley convertirá al centro, en un Johannesburgo o en un conjunto de conventillos, al contrario, la ciudad debe ser democrática, debe ser para todos y todas, debe ser heterogénea, no una sumatoria clasista de guetos de ricos y pobres.

Los centros históricos y patrimonios arquitectónicos se han recuperado en las ciudades latinoamericanas porque van de la mano del turismo, porque genera plusvalía a la economía y al país, una ciudad como Asunción, que no se identifica como ciudad veraniega, o ciudad gastronómica, o ciudad cultural del espectáculo, o ciudad ecológica, tampoco triangula con otras ciudades cercanas de valor turístico, actualmente puede aspirar a ser una ciudad de valor histórico si existe un interés del estado en la recuperación del testimonio arquitectónico.

Para esto es fundamental poblar el centro, el sector privado está comprobado que no le interesa invertir en sus propiedades céntricas (mas allá del cuasi monopolio de propietarios), porque no encuentra rentabilidad, y tiene lógica porque es un centro moribundo, que ahora en pandemia ha duplicado la marginalidad, la inseguridad y el deterioro.

Por esto apoyamos esta ley, que además, debería implementar la obligatoriedad de llamar a concursos de anteproyectos en cada intervención que se pretenda realizar en éstos edificios en desuso, y así lograr que cada rehabilitación se convierta en un propagador de regeneración urbana en su entorno.