La otra educación pública del Paraguay


Cada vez que hay, en Paraguay, debates sobre educación Pública, escucho las mismas quejas y los mismos argumentos catastrofistas: corrupción, ineficiencia, despilfarro de recursos del estado. En general el debate se hace en un tono de queja, y denuncia, que es generalista, y por lo tanto superficial. Todos los que están en la educación pública son corruptos e imbéciles. Gente que está donde está por que no puede estar en otra parte.

No quiero minimizar los problemas, ni negar que existan, pero esta narrativa siempre me resulta curiosa, por que yo vivo en una especie de realidad alternativa a ese discurso. Yo me formé hasta el 9 año de la educación escolar básica (lo que en mi época se llamaba el básico) en un colegio privado, muy bueno por cierto.

En ese año, (tenía quince) conocí – en una Expotécnica- una institución pública de excelencia: el Colegio Técnico Nacional. Ese era un lugar en el que la gente de Construcciones Civiles no dibujaba una vez por semana (como yo la hacía en mi colegio) sino TODOS los días. Y resulta que a mi me gustaba dibujar. Así que ese año, después de exonerar los exámenes finales en el colegio privado, me metí a hacer un cursillo, y sin que nadie me lo pida, tomé un examen de ingreso y pasé. Pasé con el número 22 de 25, en el turno mañana del CTN, en la especialidad de construcciones civiles.

El CTN fue extraordinario para mí por muchas cosas. Por profesores increíbles, por lo mucho que trabajábamos, por la calidad de amigos que hice. Es que, por primera vez en mi vida, estaba en un lugar en el que la gente no solo había escogido estar, sino que habían enfrentado un proceso selectivo – transparente y difícil – para ingresar. Y había otra cosa extraordinaria en el CTN: era un ambiente intelectualmente homogéneo y socio económicamente muy, muy diverso. Había compañeros que venían de familias con buen pasar, y había compañeros que contaban las monedas para el pasaje. El factor común en el CTN era un cierto nivel de excelencia y auto-exigencia, a pesar de lo diversos que eramos en términos de los recursos de nuestras familias.

Aún más: descubrimos, todos, que no había (y por supuesto, no hay) ningún correlato directo entre la capacidad de trabajo y el talento de los compañeros, y los ingresos de sus familias. Lo diré mas claro: muchos de los mejores entre nosotros, muchos de los que eran (y son) mucho mejores que yo, más disciplinados y productivos que yo, venían de familias más pobres que la mía. Y otros, mejores que yo, venían de familias con más recursos que la mía. Eran variables independientes, como se dice. Una cosa (la plata) no tenía nada que ver con el talento o la dedicación.
Cuando terminó el CTN, en construcciones civiles, yo tenía dos caminos relativamente obvios: o arquitectura o ingeniería, y yo, a esa altura, ya sabía que prefería dibujar y leer a calcular, aunque también pudiera hacerlo. Así que fui a Arquitectura, a la UNA. Y en la FADA, (en aquella epoca FA UNA) encontré, mucho de mi lugar en el mundo. Encontré mi vocación, y – literalmente – a mi familia.

Después de la FADA muchas cosas pasaron. La primera maestría, gracias a una beca, en Argentina. Los años de trabajo en urbanismo en Brasil. El posgrado en Barcelona, gracias a la Fundación Carolina. Y finalmente Harvard, gracias a una beca Fulbright, entre los años 2011 y 2013.
Desde el retorno del Harvard Graduate School of Design, el 1 de Setiembre del 2013, trabajamos en la FADA. Junto con un grupo de gente maravillosa, y con apoyo de fondos públicos concursables del CONACYT, formamos el CIDi (Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación). Estamos impulsando el primer Fab Lab (Laboratorio de Fabricación Digital) del país, desarrollando proyectos de investigación, y formando jóvenes investigadores.

Seguimos – todos nosotros – trabajando y formándonos. Yo estoy viendo mis opciones para el Doctorado. Otros colegas ya están en sus doctorados, madurando sus trabajos. Muchos alumnos y ex-colaboradores están hoy haciendo sus maestrías y posgrados, y creciendo y trabajando y publicando, en un nivel de calidad mundial. Sip. Eso. Calidad Mundial. Hecha acá nomás en San Lorenzo, en el Campus.
Que hay problemas? Miles. Que falta mejorar? Muchísimo.

Pero lo que sí puedo contarles, con la experiencia de mi propia vida es lo siguiente: La educación pública de excelencia SI es un mecanismo redistributivo, de justicia social, y de desarrollo. Quizá, junto con la Salud Pública y la nutrición infantil, la educación pública de excelencia es lo más importante que debemos establecer como sociedad.

La educación pública de calidad, con énfasis en el mérito, el control de pares, las pruebas abiertas y transparentes, es el único camino para fomentar la excelencia en un entorno que seleccione a las personas basándose en el talento y el esfuerzo, y no en el tamaño de la chequera de los padres.

La educación pública de calidad es uno de los pocos ambientes reales en que esta sociedad enferma de división y autoritarismo puede acercar a gente de diversos entornos familiares sociales y fundirlos en una familia que comparte el amor a alguna ciencia o arte.
Es la conciencia de lo que recibí de la educación pública lo que hace que todos días me levante, y esté seguro de que estoy en el lugar en el que elegí estar. En el que debo estar. Por que si recibiste gran parte de tu vida de un lugar, y de una institución, parece razonable, y justo, que le devuelvas, gran parte de tu vida a esa institución.

Por último, un aviso a los navegantes: por favor estén atentos cuando lean a los senadores y diputados – muchos de ellos dueños o accionistas de universidades privadas de calidad dudosa – diciendo que no hay dinero para una Universidad pública de calidad, y que debemos priorizar otras necesidades sociales. Esa es una mentira perversa. Lo que tenemos que hacer es reducir el despilfarro y la corrupción. Si hacemos eso, alcanza para invertir – que no es lo mismo que gastar – en educación pública de excelencia.

Defender el presupuesto de la UNA y de los colegios públicos, es defender oportunidades reales de un futuro mejor para todos.

Abrazos.
Juanca Cristaldo
DIDCOM FADA UNA
PRONII Nivel I
CTN Construcciones Civiles 1995.
FADA UNA 2004
Universidad Nacional de Lanús 2010
Harvard GSD 2013.