El CHA no se reactiva solo con vivienda, la movilidad es más importante.


El anuncio del Foro de la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos (FPAA) por los 500 años de Asunción, la presidenta de la FPAA enfatizó que la vivienda es la clave para la revitalización de estos espacios. Sin embargo, esta visión, aunque importante, es parcial. La reactivación del Centro Histórico de Asunción (CHA) no puede depender exclusivamente de la vivienda, sino de un enfoque más amplio que priorice la movilidad, el acceso a servicios y la infraestructura pública. Sin conectividad eficiente y opciones de transporte accesibles, la vivienda por sí sola no logrará atraer ni retener población en estos espacios.

La ciudad no solo enfrenta el desafío de recuperar su casco antiguo, sino también una crisis más amplia de planificación, movilidad y orden urbano. La ausencia de criterios claros para el desarrollo ha convertido a la capital en un espacio donde el crecimiento se da de manera desordenada, fragmentada y con escasa supervisión. Pero está demostrado en ciudades como Bogotá, Curitiba, Panamá, Quito, Bilbao, que es más importante un modelo de ciudad más conectada y accesible, con intervenciones en transporte público infraestructura, donde la vivienda es la consecuencia.

Un Centro Histórico con potencial, pero sin estrategia.

Es innegable que el centro de Asunción posee un valor histórico y urbanístico significativo, pero su abandono responde a múltiples factores, falta de planificación, burocracia ineficiente, precios especulativos de las propiedades y la ausencia de incentivos efectivos para su reactivación.

En la actualidad, se ha establecido una exoneración del 100 % en la regularización y construcción para uso comercial en el microcentro, mientras que para el uso residencial el descuento es del 50 %. Además, hace años los edificios catalogados como históricos o patrimoniales que conserven su superficie original reciben una reducción del 100 % en impuestos inmobiliarios.

Sin embargo, estas medidas, repetitivas y poco efectivas, no han generado los resultados esperados. El problema no radica en reducir impuestos, sino en aplicar mayores cargas fiscales a las propiedades abandonadas y desocupadas, incentivando así su recuperación y reinserción en la vida urbana.

Al contrario de lo que se piensa, en muchas ciudades, se han implementado estrategias como subir impuestos a propietarios con 2 o más viviendas vacías, con normativas que regulan el uso del suelo para evitar la especulación. Con esto se evita que los propietarios aguarden indefinidamente el «gran negocio» vendiendo su propiedad a precios irracionales respecto a los ingresos, encareciendo el suelo sin que haya una renovación real del tejido urbano.

Sumado a esto, es fundamental desincentivar el uso del automóvil privado. Para ello, se debe eliminar la ordenanza que obliga a las viviendas multifamiliares en el CHA a contar con un estacionamiento por cada 50 m². El automóvil ha degradado el tejido urbano y privatizado la vida en la ciudad.

La ciudad ha crecido por una proliferación de construcciones sin fiscalización, ocupación irregular de veredas y una señalética desbordada que convierte las calles en un caos visual que expulsa al peatón. Cada espacio disponible parece estar en venta o en disputa, sin que exista una estrategia clara sobre qué tipo de ciudad se está construyendo.

Congestión o Movilidad:

Más allá del centro histórico, la ciudad en su conjunto enfrenta un problema de fondo, la congestión urbana de Asunción, y el Área Metropolitana “el chásis” enfrenta un desafío mayor. 

Sin un sistema de movilidad eficiente, el uso del automóvil se ha convertido en una necesidad, aumentando año tras año la congestión y degradando la calidad de vida en todos los sectores. En lugar de soluciones integrales, se aplican parches temporales que no resuelven el problema de fondo, se necesita urgentemente un ajuste en la planificación territorial que equilibre densidad, transporte y acceso a servicios.

Las infraestructuras como los metro, trenes, artefactos culturales o deportivos, sirven como catalizadores de la regeneración urbana y como herramientas de captura de plusvalías, permitiendo la puesta en valor de suelos antes degradados.

La planificación contemporánea enfrenta desafíos debido a la transformación de las ciudades y la aparición de nuevas centralidades urbanas. Al observar ciudades en Europa, Asia y América, se evidencia la consolidación de grandes proyectos de desarrollo urbano, donde se integran estaciones de transporte, centros comerciales, hoteles, oficinas y otros espacios, generando polos de actividad dinámicos.

Estos proyectos no solo crean nuevas centralidades, sino que también introducen una complejidad urbana caracterizada por la superposición y concentración de funciones diversas en un mismo espacio y tiempo. A diferencia de la ciudad tradicional, donde la centralidad estaba vinculada a estructuras de poder político, social, histórico y cultural (incluyendo lo religioso) con jerarquías bien definidas, las nuevas dinámicas urbanas impulsan una policentralidad inestable.(Albornoz, 2000)

¿Por qué no soñar con un metro subterráneo para Asunción?

El boom inmobiliario de Asunción y sus alrededores debe aprovecharse para impulsar nuevas infraestructuras que garanticen el futuro de la ciudad. El bono demográfico juvenil, que atrae inversión en nuevas viviendas, durará unos diez años más. Este es el momento oportuno para endeudarse y reinvertir en el futuro de nuestra ciudad. Vivir en Asunción se está volviendo cada vez más complicado, no solo debido a los problemas de infraestructura, sino también por el calor, que cada año se intensifica. Contar con servicios públicos decentes y eficientes será fundamental para el futuro de la ciudad. De lo contrario, la desurbanización no solo afectará al CHA, sino que podría extenderse a muchos otros barrios.

Actualmente, Asunción y su Área Metropolitana (AMA) están experimentando un crecimiento urbano acelerado. Sin embargo, este crecimiento no se traduce necesariamente en un verdadero desarrollo urbano, entendido como un progreso económico que también mejora la calidad de vida de la población.

Es importante diferenciar entre crecimiento económico y bienestar económico. Mientras el primero se enfoca en la expansión de la economía, el bienestar económico refleja cómo se distribuyen y redistribuyen los beneficios de ese crecimiento entre todos los sectores de la sociedad. La clave está en lograr que el desarrollo no solo impulse la productividad y la inversión, sino que también garantice mejores condiciones de vida para toda la población.

Construir un metro subterráneo puede parecer una utopía, pero ¿realmente lo es? En promedio, el costo de este tipo de infraestructura oscila entre 50 y 100 millones de dólares por kilómetro, según las experiencias de ciudades como Madrid, Santiago, Bogotá, Panamá, Quito, Lima y Callao. Este valor varía según factores como la logística, el tipo de suelo, la disponibilidad de espacio y otras condiciones específicas.


El Metro de Quito 22km (2022)


El metro de Panamá 14km (2014)

En el caso de Asunción y sus alrededores, el subsuelo hasta una profundidad de aproximadamente 20 metros, está compuesto mayormente por materiales areno-limosos (clasificados como SM según el Sistema Unificado de Clasificación de Suelos), es decir un suelo blando. La ausencia de actividad sísmica y una topografía con algunas colinas, con la cual se podría diseñar un híbrido sobre nivel y enterrado en zonas altas, son factores favorables para la construcción de un metro. Además, la red de infraestructuras subterráneas es precaria y requiere una renovación, lo que podría integrarse dentro de un proyecto de movilidad más ambicioso.

La principal dificultad técnica sería el nivel freático alto, que exigiría una inversión adicional en sistemas de drenaje. Sin embargo, esta no es una barrera insalvable. Con la coordinación adecuada entre el sector público y privado, y una verdadera voluntad política, un metro en Asunción no solo es posible, sino necesario.

Como decía Eduardo Galeano, «Las utopías sirven para caminar.»

Para ponerlo en perspectiva: con la deuda actual de la administración municipal, estimada en 250 millones de dólares según investigación del abogado Ezequiel Santagada, ya se podrían haber construido entre 3 y 5 kilómetros de metro subterráneo.

Hacia un modelo urbano eficiente.

Si bien es positivo que se generen espacios de debate sobre la revitalización del centro, la discusión no puede limitarse solo a este sector. Asunción necesita una reestructuración urbana que abarque desde la regulación del suelo hasta la movilidad y la recuperación del espacio público. Es necesario un marco normativo claro que frene la especulación en el 100% del territorio, incentive la inversión en vivienda accesible y garantice que las intervenciones urbanas respondan a una visión de ciudad equilibrada y fluida.

La capital no puede seguir funcionando como un gran bazar descontrolado donde cada metro cuadrado se comercializa sin planificación y donde el espacio público es una mercancía más en disputa. Solo con una política urbana clara, sostenida y aplicada con criterio, la ciudad podrá recuperar su potencial y convertirse en un entorno habitable para todos.

Arq. Nicolás Morales Saravia
Arquitecto y Docente FADA UNA
Magister en E.S.U.
Consultor en Construcción SOSTENIBLE (PYGBC)
Diplomado en Urbanismo y Medio Ambiente (USAL)
Especializado en PATOLOGÍAS AR
Miembro del Colegio de Arquitectos del Paraguay.